"No eres como ella."
Esas cuatro palabras lo desencadenaron todo.
Esas cuatro palabras cometieron el crimen.
Esas cuatro palabras fueron suficientes.
Siempre había intentado mantenerlo en secreto. Nunca supo en qué momento se difundió la noticia, ni quién lo había hecho. Estaba demasiado ocupada con otras cosas, como evitar cruzar miradas con nadie de camino a su aula. La vergüenza la carcomía por dentro, junto con otras emociones e impulsos que retenía en su interior.
De haber sabido que la noticia de su confesión al chico durante el receso del día anterior se difundiría, jamás lo habría hecho. Jamás habría pronunciado esas absurdas palabras ni habría pensado en decirlas. Pero el daño ya estaba hecho, ¿no?
Mientras la maestra pasaba lista y anotaba la falta de una chica, ella miraba distraídamente por la ventana, evitando a sus compañeros. El chico entró al salón, tarde como siempre. La jornada escolar transcurrió con normalidad, solo algunas miradas y risas a sus espaldas, nada fuera de lo común...
La campana sonó, tomó su mochila y salió. Tenía cosas urgentes que hacer en casa. Al llegar, todo estaba en silencio; su madre debía de seguir de turno en el hospital. Dejó la mochila a un lado y se preparó un café; tendría una noche larga.
Después de tomárselo, fue a la habitación de su madre. Guantes quirúrgicos, una tijera, un bisturí y una vieja sierra oxidada. Qué suerte que su madre trabajara en el hospital, al fin algo positivo, ¿no?
Con todo esto, se dirigió a su habitación, cerró la puerta y abrió el armario, dejando que el cuerpo de la chica cayera al suelo con un sonido sordo.
Inmóvil, atada de pies y manos, había sido una terrible decisión de su parte tomar el camino más solitario. Ni siquiera tuvo tiempo de gritar. Una lástima que no pudiera llegar a la escuela; estaba segura de que el chico lamentaría mucho su ausencia...
Arrastró el cuerpo sin cuidado a la ducha de la habitación, lo metió en la bañera y comenzó a cortarlo poco a poco... Qué bueno que su madre la había obligado a estudiar enfermería, ¿no?...
Mientras cortaba, procuraba dejar las partes que más le gustaban al chico... Recordaba cómo él miraba sus manos cuando escribía en clase, o cómo se perdía en sus ojos cuando hablaban. Ahora, al menos, él podría tenerlas para siempre.
Unas horas después, salió del baño con varias bolsas negras y una pequeña caja de madera bajo el brazo. Se miró al espejo y suspiró; definitivamente tendría que lavar la ropa después, pero justo ahora no importaba, tenía cosas más importantes que hacer...
Al día siguiente, mientras su madre y ella cenaban y veían las noticias, el presentador daba una nota impactante: "Bolsas con restos humanos fueron encontradas en el basurero de la comunidad. Un vecino llamó a la policía tras detectar un olor extraño. Al abrir las bolsas, encontraron un cuerpo femenino desmembrado. Sin embargo, la policía informó que faltaban algunas partes, como los ojos, las manos e incluso trozos de cuero cabelludo..."
...
Cuando el chico abrió la puerta de su casa, encontró una caja pequeña con una nota de papel encima:
"Sé que quizás la extrañes... espero que esto te ayude a recordarla..."
El chico levantó la caja con manos temblorosas. Algo dentro de él le decía que no debía abrirla, pero la curiosidad fue más fuerte. Quitó la tapa y sintió que el aire abandonaba sus pulmones. Un grito ahogado quedó atrapado en su garganta mientras sus ojos se clavaban en los restos de lo que alguna vez fue... ella.
Vere.
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