Muchas veces miro el cielo. Veo siluetas dibujadas, como si de un rostro familiar se tratase. Pero la madre naturaleza es jodida y hermosa, me muestra su lado hermoso, solo para hacerme sentir la cosa más pequeña que ha existido jamas.
Colores, tonos y matices que me recuerdan un rostro que no he vuelto a ver, ojos marrones que encierra un universo cada uno y que encierran todo lo que puedo desear. Ahora ha pasado un tiempo y sé que ya nada es igual. Quisiera volver a tener tu rostro cerca y poder acariciar tus facciones, pero perdí el favor que me dio el universo de estar contigo.
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