Eres un rayo de luz en un corazón lleno de sombras, una ola de calor en este corazón helado, un respiro para estos pulmones fatigados.
No sé que soy para ti, aunque me aferro a pensar que puedo llegar a serlo todo, pues tu ahora eres todo para mí, mi alegría es verte, con eso me conformo, con pensar en lo que puede ser, en lo que quiero que sea. Quizá no sea lo que tu quieres. Espero que un día puedas dejar el miedo de lado, dejar todos los temores afuera y aceptes mi mano para caminar juntos. Pero no sé que esperas de mí.
Quizá tu corazón no este listo, quizá tu no quieras nada de mi. La incertidumbre es la que me carcome, a veces pienso que estoy donde me encontraba antes y me vuelvo a sentir solo. Pero me digo que la soledad no es mala. Quisiera compartirlo todo contigo, pero parece que no lo deseas. Todo fue muy rápido y mi corazón se lleno de ilusiones que ahora se me hacen rotas. Vuelvo a pensar que solo la ilusión trae desilusión. No entiendo que paso.
Si de verdad quieres estar aquí conmigo, solo dímelo. Una vez te pregunté si seríamos amigos y amantes, no se que fue de tu respuesta. La mía sigue siendo sí. Mis manos solo desean acariciar las tuyas, tocar tu rostro, sentir tu piel. Mis brazos solo desean abrazarte, apretar tu cuerpo contra el mío, no soltarte.
Y sí aún quieres saberlo, sigues siendo mi alegría. Pero creo que no lo soy para ti.
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