Puntos suspensivos


Hay ocasiones en las que la impotencia puede más que las ganas de tratar de cambiar las cosas.

Y así como si nada las cosas cambiaron, al punto de querer estar más tiempo con los amigos que con la familia. Pero yo no soy familia, en eso tiene razón, por eso ahora surgen otras muchas preguntas. ¿Sus hijos? ¿Sus hermanos y padres?. Será mejor omitir todo eso.

No se puede obligar a nadie a ser diferente. Quizá yo me equivoque.

Y es que cuando se es como se es, es muy difícil cambiar, mas si no es por voluntad propia. Aún recuerdo tu sonrisa esa que me hacía sonreír a mi, aún recuerdo tu pena cuando quedábamos en el que después fue nuestro hogar. De eso ya nada queda.

Ahora que todo aquello parece un susurro del tiempo, algo que de manera efímera fue un paraíso en la tierra, en esta tierra atormentada, estoy sin paraíso y los brazos caídos,  sin fuerza para continuar luchando. ¿Vale la pena hacerlo? ¿Podrías ser tu quien me diga el rumbo que debo tomar?.

Callar o desentenderse de todo eso. Callar y vivir la soledad en silencio.

Dime tu.

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