Para que mencionar nombres, si
Se que me reconoces
Y te reconozco
Estaba trabajando y recibí una llamada de mi padre preguntándome a que horas llegaría a casa ya que necesitaba que lo llevara al pueblo donde el había nacido y se había criado, me pareció un poco extraño ya que nunca lo había mencionado así directamente. Supuse que era importante lo que allá acontecía ya que nunca me había pedido que lo acompañara siempre habían sido él, mi madre y dos o tres de mis hermanos. Sabía que iba un poco tarde de la hora que habíamos convenido por teléfono, así que mientras iba de camino pensaba que ya se habían marchado, hacía algunas conjeturas en mi mente sobre como sería el pueblito, Fortuna, peculiar nombre para un pueblo del que en mi vida había escuchado, de aquel pueblo del que ni una foto había visto, para mi siempre había sido el poblado de Casualidad, cerca de la playa, o mejor dicho construido a la orilla del mar. Supuse que era de aquellos pueblos que habían sido construidos a las orillas de algún río con casas modestas con gente humilde y cosas por el estilo, algo rústico para llamarse Fortuna o era que habían sido afortunados por algo que paso cuando lo edificaron ahí, no lo sabía no estaba seguro de nada para esos momentos.
Al llegar a casa la mayoría de mis hermanos estaban esperando la cena, ya eran las siete de la noche, mientras mi madre servía la comida, vi fuera de la casa, estacionado el carro de mi cuñado, -aquí esta mi hermana- me dije. Al llegar a la sala de estar, en la casa. Pude ver a mis tres sobrinas sentadas junto a uno de mis hermanos todos con sus platos cenando viendo un programa de televisión. Mientras yo pasaba justo tras ellos sin molestarlos e intentando llegar a mí cuarto para cambiarme de ropa. Regrese a la cocina mi hermano menor aún no llegaba a casa. Tengo que decir que hasta este momento no había visto a mi padre y no había preguntado si regresaría pronto y fue mi madre la que me dijo que podría regresar en cualquier momento ya que al parecer andaba por el parque dando su paseo de la tarde y que no tardaría en regresar.
Vi a mi cuñado azar carne en el patio de la casa, me acerque a platicar con el y vi a mi hermana sentada junto a el, justo al lado del asador, dispuse tomar una silla y acercarme, intercambiamos saludos, hice una pequeña broma a mi hermana –tal y como lo había hecho siempre que la veía- frunció el ceño y me hizo una mueca, a la que respondí alborotándole el cabello. Regrese a la cocina me dispuse a cenar platique con mi madre mientras veía la televisión. Cerca de las ocho de la noche llego mi padre, pero tal parecía que ya no iríamos a Fortuna dada la hora que mi padre había regresado y aun le faltaba cenar.
Cerca de las nueve y media de la noche, cuando ya me encontraba listo para dormir una de mis sobrinas toco la puerta de mi cuarto y me llamó, me dijo que mi padre me llamaba, por lo que supuse que siempre iríamos a Fortuna, eso me dio muchísimo más la impresión que era importante lo que mi padre necesitaba hacer allá. Mi cuñado mi hermana y mis sobrinas se unieron a tres de mis hermanos mi madre y yo para ir hasta allá. Ya que íbamos en dos vehículos el de mi cuñado, tuvimos que distribuirnos de alguna manera. Con mi cuñado se fueron mi padre, mi hermana y dos de mis sobrinas por lo que mi madre mi otra sobrina y mis tres hermanos se conmigo.
Ya que mi padre era el único que conocía la ruta a seguir para llegar hasta Fortuna el y mi cuñado iban guiándome. Recién salíamos de casa cuando mi padre me llamo al celular para decirme que teníamos que pasar por un hermano de el –el tío A.- así es que nos dirigimos a su casa, pero justo antes de llegar el vehículo que yo conducía sufrió un desperfecto mecánico, por unos minutos tratamos de descifrar cual era el problema que tenía el carro pero no pudimos y tuve que regresar a dejarlo a casa, mi cuñado me escolto mientras el resto de los que con nosotros iban esperaron a que regresáramos con el otro carro, al volver mi tío ya estaba con ellos y volvimos a distribuirnos de la misma manera que antes y mi tío se fue con conmigo.
De camino mi madre que iba justo a la par mía me comentaba que el señor que había fallecido lo había conocido hacía unos treinta años pero que nunca mas habían regresado al pueblo, mientras ella me decía todo esto supuse que el ahora difunto era familiar nuestro pero no sabía si era por parte de mi abuelo paterno al que nunca conocí que falleció antes que yo naciera o de mi abuela paterna. Y al recordar a mi abuela pregunte a mi madre si ella iría ya que tendría que ser pariente de ella de alguna manera, pero quede un poco sorprendido cuando me dijo que no ya que ella desde que salió de ahí hacía muchísimo tiempo antes que mi padre naciera, no había regresado nunca, algo tenían que ver los problemas familiares y algunos otros asuntos que creo que no conocía muy bien mi madre. A decir verdad fue en este momento en el que me di cuenta realmente de que jamás había reparado en la familia de mi abuela, cosas como ¿de donde provenía?, ¿quienes fueron sus padres?, ¿tenía hermanos? y un largo etcétera.
Pregunte a mi madre si recordaba ella donde era que quedaba Fortuna o si recordaba como llegar, a lo cual me dijo que sabía que calle tomar pero que no recordaba la entrada al pueblo, me decía que el pueblo era bien humilde, que las calles eran caminos vecinales y que lo único que había eran unas cuantas casas y la iglesia y que las casas no eran como las que había donde vivíamos nosotros todas quedaban separadas unas de otras y que a veces los terrenos eran tan extensos que solo podías ver a lo lejos las luces de las demás casas, todo esto obviamente cuando ella lo conoció. Supuse que estaría muy cambiado para cuando llegáramos. Incluso me dio algunas pistas del porque mi abuela no había regresado y del porque no se haría presente al funeral.
Fue un problema mucho mas complejo de lo que creía, mi abuela había sido desheredada por haberse casado con mi abuelo y por eso era que ella había dicho que no tenía familia mas que sus hijos y ahora nosotros sus nietos y bisnietos. Pero era algo mas algo mas profundo, desde que recibí la llamada de mi padre cuando aún me encontraba trabajando hasta el momento en que llegamos al lugar fue todo como tratando de esconder algo que todos sabían –es decir los mayores- y que no querían que nosotros los mas jóvenes nos enteráramos.
El camino duró cerca de dos horas y medía o al menos eso era lo que yo había calculado. Cuando llegamos a Fortuna pude ver el cambio que el pueblo había sufrido los caminos seguían siendo rústicos, de tierra y todo el acceso después del desvío de la carretera principal estaba en plena oscuridad, no había ninguna luz no había ningún poste y mas extraño aun no veía ninguna casa cerca, era como mi madre lo había descrito pero solo durante el camino ya que al llegar al centro del pueblo pude ver que el cambió era mas notable lo único que parecía que no había llevado el paso de los años eran las calles que se mezclaban entre adoquines y tierra, rurales. Las casas parecían aquellas con las que uno solo puede soñar tener, parecían las casas de personas demasiado adineradas aunque al ver a algunas personas parecía que no todos tenían la fortuna de haber sido «afortunadas». Creo que este pueblo había adquirido ese nombre por lo afortunadas que habían sido la mayoría de las personas que en el vivían. Al parecer solo las cosas que le tocan al gobierno municipal eran las que no progresaban, ya que como logre constatar después la mayoría de estas personas vivía mejor que lo que nosotros podíamos desear. Curioso me pareció que la mayoría de las personas eran ya ancianas de unos setenta años en adelante.
Cuando llegamos a la casa del difunto, una mujer, la criada nos dijo que el patrón tenía alrededor de unos cuatro meses que no llegaba por ahí que estaba viviendo en otra casa que tenía, vi a mi padre un poco sorprendido cuando la mujer dijo eso ya que era como que no creía que estas personas tuvieran tanto dinero, yo en lo particular quede asombrado al ver la casa a la que llegamos porque era tan grande que uno no pensaría que ahí solo viven unas cuantas personas. No pudimos entrar, pero la señora nos indico como llegar a la otra casa, no estaba muy lejos por las indicaciones que nos había dado.
Nos dispusimos a ir a la otra vivienda y al llegar vimos tanta gente en la vela que pensé que el señor o había sido demasiado conocido o tenía tanta familia que no los había logrado conocer a todos y hasta ese día nos habíamos reunido. Mi tío A. fue el primero en acercarse a un grupo de tres ancianos y presentarse, escuche decirlo que veníamos de parte de mi abuela, dijo su nombre y extendió su mano para saludar a uno de los ancianos. Este al parecer no lo conocía y parecía que no recordaba a mi padre ya que escuche como le preguntaba un par de veces a mi padre su nombre y cual era su parentesco. Mientras ellos discutían sobre quienes eran y quienes ‘fueron’ veía al resto de la gente continuar sin tomarnos mucha importancia ya que éramos unos desconocidos que habían llegado a la vela del tío de mi padre.
Mientras una señora salía a recibir a otras personas que habían llegado poco después de nosotros, los que no nos habíamos acercado –dos de mis hermanos, mi cuñado, mi madre y mis sobrinas veíamos como los invitaban a entrar y justo fue el momento en el que también nos invitaron a entrar ya que estaban a punto de servir comida y bebida para los que quisieran. Recorrimos la casa hasta llegar al ataúd del señor, era bastante adornado muy elegante, o demasiado elegante para lo que estaba destinada –una muerte, por demás sin gracia para la madera- hasta cierto punto era risible haber gastado tanto en algo que quizás no volverían a ver. Esto me llevo a pensar en el porque de la muerte del señor o mejor dicho de que enfermedad había fallecido, o le motivo de su deceso.
Teníamos unos cuarenticinco minutos de estar ahí hasta que me anime a ver al difunto, tenía un cierto aire a mi abuela, así es que era obvio que habían sido hermanos y pensé en lo triste que había sido el hecho que el había fallecido sin haber vuelto a ver a su hermana, ese día platique con una de las hijas del señor que ya tenía alrededor de unos cincuenta años quien me dijo que habían regresado de otro país donde habían hecho su vida. Mi mente trabajo pensando mal o al menos así lo consideré, esta gente tiene dinero, eso fue lo que pensé, era como si el hecho de ver todo lo que había visto aún no me convencía de eso sin embargo ella lo había confirmado, la pregunta que luego a eso; rondo mi cabeza era ¿como era posible que un pueblo que no figuraba en el mapa por ningún lado tuviera familias con tanto dinero como para que la mayoría viviera fuera del país y solo vinieran al país cada muerte de obispo?, no tenía mucho sentido, pero esto fue solucionado cuando salíamos de Fortuna.
El resto de la estancia que tuvimos ahí duro unas dos horas más y llegó el momento de despedirnos y salir de Fortuna. Pero justo antes de irnos pude ver como un grupo de unos doce o trece ancianos nos miraban con un poco de inseguridad o titubeo creo que no nos esperaban o al menos desconocían nuestra existencia y parecían haber quedado perturbados por nuestra visita, ya que no la esperaban. Cualquiera que fuera el motivo creamos cierta incertidumbre en ellos. Eso dejo mas dudas en mí ya que seguía sin entender si esa era la razón de que mi abuela los hubiera dejado sin regresar ya que no me parecía lógico el hecho de que la razón era que la hubieran desheredado. Me despedí de las personas que había conocido y salimos de Fortuna. En el carro mi madre me comento que lo que estas personas hacían para ganarse la vida era llevar gente de un país a otro, a lo que comúnmente se le llama coyotaje. Tal parecía que era algo que venían haciendo desde hacía mucho tiempo incluso antes de que mi abuela saliera de ahí. El camino se me hizo mas largo de regreso ya que todos en el carro venían dormidos y me toco viajar con los audífonos escuchando música. El resto de la semana fue completamente tranquila no volví a pensar en todo aquel asunto, y no recordaba mucho de lo que había hablado durante toda la vela.
A la siguiente semana, justo siete días después de que habíamos velado a mi tío abuelo del cual nunca llegué a saber el nombre, el tío abuelo número 1 –se me había dado por llamarlo así, a falta de un nombre- al regresar de trabajar vi a mi padre sentado frente al televisor, al ingresar a la sala, dejo de ver un momento el noticiero, solo para decirme que ese día volveríamos a ir a Fortuna ya que otra tía de él había fallecido. Pero lo vi un poco indeciso sobre esto ya que creo que al igual que yo, el había notado algo raro en todo aquello y como había resultado todo allá desde que habíamos llegado hasta que salimos. Aun así insistí ya que quería seguir conociendo más de esta parte de la familia y de lo que se me había dado por llamar como ‘la conspiración tortuosa’, así que ese día, un poco mas temprano salimos hacía allá, los mismos del viaje anterior excepto por mi tío A. no nos iba a acompañar, desconocía los motivos de eso pero no le tome importancia, estaba mas concentrado en llegar hasta allá.
Durante el camino hable con mi madre sobre todo aquello y la coincidencia de que justo una semana después otro pariente muriera, a ella también le pareció extraño pero no menciono nada que pudiera darme pista alguna sobre estos hechos, cuando llegamos a Fortuna todo se veía igual, pero en esta vela no había tanta gente como en la otra o quizás por la disposición de la casa todos estaban concentrados en varios puntos de la misma, incluso vi gente que estaba fuera de la casa creo que sin haber entrado, ahí pude ver algo que solo había creído ver la otra noche, había seguridad, personal armado, que parecían cuidar algo, incluso no pude dejar de hacer algunas comparaciones, haciendo un estimado de las personas que habíamos ahí diría que éramos unas ochenta o noventa personas y creo que pensándolo bien había menos personas la otra noche. Pero lo mas impactante fue ver la casa que distanciaba mucho en sus construcción con la del otro tío abuelo- el numero uno- esta casa era de una construcción muchísimo mas rustica parecía como mas acorde a la ciudad pero había algo que considere unos momentos después el simple hecho de que aquí si había notado la seguridad que nos rodeaba y en aquella ocasión me pareció ver exagerando dos guardas y aquí pude contar en total ocho personas armadas.
Lo que más llamó mi atención fue que había un cuarto donde habían tres guardias en todo momento, estos se rotaban con los que había en los alrededores pero siempre había tres, esta habitación estaba justo a la sala donde estaba la tía abuela numero dos. No dejaba de mirar hacía esa habitación, la duda me invadía, ¿qué había dentro?. Estaba mirando fijamente la puerta de esta cuando escuche la voz ronca de mi padre que me decía, ¡hijos vengan! Vayan a ver a su tía, y me acerqué al ataúd y me lleve un susto tal que no pare de ver a la anciana quizás por unos cinco o diez minutos. Todo era tan tétrico en ese momento no podía creer lo que mis ojos veían, era la viva imagen de mi abuela, el tío abuelo numero uno era parecido no lo dudo le daba cierto aire, como se suele decir, pero el parecido de ella era tal que había quedado conmocionado al verla ahí, puedo decir que jamás me había llamado tanto la atención un muerto. Todos los días veía en televisión las noticias y muchas veces, las notas eran por personas fallecidas en tales y cuales circunstancias, pero por televisión es una cosa y mucho menos con tanto parecido a mi abuela. En ese momento recordé un suceso que tomó por sorpresa los titulares de periódicos, revistas y especialmente los de las noticias en los canales locales, el hecho de que en otro pueblo al otro lado del país, el pueblo de Auxilios, en una escuela, varias jóvenes habían sufrido ataques incluso frente a las cámaras y en alguno que otro reportaje decían que algunas de sus madres las habían obligado a revalidar alguna especie de trato, pero todo había acabado en que algunas habían jugado a la guija, y que de todo eso dependía el hecho de que muchas se estaban desmayando y sufrían algo parecido a ataques epilépticos.
Así que ahí estaba yo, parado viendo fijamente los ojos cerrados de aquella anciana que había fallecido, sin lograr salir del asombro del parecido que tenían entre hermanas. Volví la mirada hacía atrás por el hombro derecho, pude ver a tres ancianos de los que había visto la otra noche en aquella especie de consejo de ancianos, parecían deliberar si entrar en mi presencia, por lo que salí para dejarlos entrar, uno de ellos hacía unos movimientos con las manos sobre el ataúd y los otros dos detrás de el intentaban cubrirlo mientras recitaban algo en voz baja, quise acercarme para ver y escuchar lo que decían pero me fue imposible todo lo hicieron con tal rapidez que solo de lejos pude ver sus movimientos para cuando volví a entrar en la habitación se dieron la vuelta y salieron del cuarto mas apresurados que cuando entraron. Regrese como tras ellos y me tope con mi madre le pregunte acerca de si mi abuela y mi tía abuela numero dos eran gemelas, me dijo que mi abuela era mucho mayor que ella quizás eran unos seis o siete años no estaba muy segura. Calculándole la edad a mi abuela diría que tiene unos ochenticinco años. Quizás mi tía abuela numero dos rondaba los ochenta.
Mi estadía ahí fue mas perturbadora que la vez anterior y no estaba nada tranquilo luego de lo que me había dicho mi madre, vi a los ancianos que ya no eran tantos, ahora los conté y solo eran siete, supuse que como no sabía quienes eran no habían llegado a esta vela o se habían marchado antes que nosotros llegáramos. Escuche hablar a dos jóvenes era que no sabían porque habían tenido ocho entierros en ocho días incluyendo este. Esto me dejo más consternado de lo que estaba. ¿Qué será lo que pasa aquí? Me preguntaba, sin poder descifrar todo aquello. Creo que todos estos ancianos están envueltos en algo, tal y como un día escuche decir a mi madre la abuela de ella era del justo de finales del siglo antepasado y en esos días la gente creía mucho en cosas sobrenaturales y fuera del entendimiento humano. Eso me hizo recordar otra noticia que había leído en un periódico local, la gente murmuraba que en el pueblo de Malafortuna, había brujos que hacían magia negra o gente de malas almas que se transformaban en animales y por dinero hacían lo que otros querían para beneficio de estos últimos, también había escuchado algo que no creía hasta ese momento, hacía ya varios años en una reunión en un campamento en las montañas de Desasosiego donde yo había participado y decía que había un grupo de personas que tenían la habilidad sobrenatural de convertirse en animales a placer y que incluso había quienes se atrevían a sacar tierra de las tumbas de algunos cementerios para que los brujos ya transformados en algún animal pudieran atormentar a las personas que vivían en el lugar donde tiraban la tierra de muerto. Todo esto revoloteaba en mi cabeza sin saber como había llegado a asumir que algo así pasaba en este pueblo de Fortuna.
A lo lejos oía los truenos y veía los relámpagos de la tormenta que nos esperaba si no salíamos temprano de ahí, el camino no nos dejaría salir pensé. Me acerque a mi padre para preguntarle a que horas nos retiraríamos y le recordé que yo tenía que ir a trabajar al día siguiente, y me dijo unos momentos mas hijo hay personas que no he visto en mucho tiempo y con las que aún estoy conversando. Me aleje con aquella duda, acerca de todo esto. Me encontré con la señora con la que había platicado en la vela anterior y le pregunte donde podía descansar unos minutos mientras esperaba para irnos me llevo a una habitación dentro de la casa y pasamos frente a la habitación que estaba custodiada, intente no verlos demasiado para que no me fueran a tomar por sospechoso o algo parecido ya que no quería causar ningún problema. Dormí cerca de dos horas. Cuando me despertó todo el alboroto que se había formado afuera. Exactamente eran las tres de la madrugada con cuatro minutos y escuchaba los gritos de algunas mujeres me apresure a ponerme nuevamente los zapatos y corrí hacía afuera, mi habitación estaba cerrada por fuera, como era esto posible me dije. Grite sin que al parecer alguien me escuchara, pateaba la puerta y creo que nadie me escuchaba, luego voltee a ver si había alguna ventana y justo detrás de mi había otra puerta corrí hacia esa y esta se abrió justo con el movimiento de mi mano en la perilla. La empujé y salí abruptamente de la habitación, en estos momentos no había reparado que donde yo había querido entrar era la habitación que estaba custodiada y que debido al alboroto que había fuera había perdido mi oportunidad de ver que había ahí. Vi varias personas corriendo y otros que a pesar de estar de pie susurraban, escuche a una anciana diciendo: ¡No! No puede ser esto, es demasiado ha sido uno de nosotros cada día eso no fue lo que hablamos con el Astaroth. B
Busque desesperadamente a mi madre o alguien de mi familia, no había ninguno o al menos no lograba ver a ninguno de ellos, la tormenta estaba a punto y los relámpagos alumbraban el extenso patio de la casa y dejaba ver algunos arboles secos y los truenos eran tal que parecía que caían sobre nosotros y eran tan fuertes que se podría decir que la tierra se sacudía al compás del estruendo que causaban.
Seguía sin ver a nadie de mi familia al cabo de un rato me desesperé ya que era casi imposible pensar que se habían marchado sin mi ya que yo tenía las llaves del carro en el que habíamos venido. A lo lejos vi a mi cuñado y cuando me acerque a el, este me puso al tanto de la situación al parecer otro de los ancianos había fallecido justo ahí, y parecía extraño que sin padecer enfermedad alguna –como los otros ancianos que habían fallecido- había caído desplomado sobre el suelo y había muerto, no había causa aparente del deceso y fue todo demasiado extraño me dijo. Giramos la vista al mismo tiempo mi cuñado y yo, en el momento en que veía a mi madre parada junto a mi padre y el resto de nosotros todos y mi hermana nos hacia señas con las manos para que nos acercáramos, esto fue el desenlace de todo esto, ese fue el momento justo en que se supo toda la verdad.
Mis tíos abuelos habían hecho algún pacto con el Astaroth y este estaba cobrando lo que le habían prometido, todos serían ricos y tendrían todo lo que necesitarían, vivirían como dioses en la tierra, pero a cambio tenían que entregar su alma cuando el mas joven de todos llegara a sus ochenta años de vida, así fue como comprendí la razón por la cual mi abuela jamás había regresado a Fortuna y se había alejado de todos ellos. La tormenta no nos dejo salir de ahí ese día pero ninguno de nosotros se quedo a dormir en alguna casa del pueblo y yo había sido el único que había estado a punto de descubrir que era lo que ocultaban con tanto recelo los ancianos. Cerca de tres semanas después leía las noticias en el periódico y este se refería a Fortuna como el pueblo mas desgraciado que existía y relataba algunas cosas que desconocía, los ancianos mas viejos aún se “aparecían” a los jóvenes y los inducían a revalidar su pacto con el Astaroth, para que este les concediera mas riqueza de la que tenían pero la que nunca disfrutarían. Me jure que jamás regresaría a Fortuna, pero no pude dejar de pensar en aquella habitación y en que ocultaban, así fue que un día regrese a Fortuna me quede a vivir ahí ya que fui yo el que revalidó el trato con el Astaroth.
EXCELENTE HISTORIA JOVENCITO!!! No crei leerla d una sola vez (solo mira la hr y dia), pero me intrigo tanto q no senti cuando llegue a los ultimos 2 parrafos. AUNQ ME DEJAST CON LA DUDA DEL CUARTO!! Con algunos detalles d redaccion, bien tienes ya el inicio d tu libro d suspenso bichito...
ResponderBorrarjajajaja talvez me decida mejor por una recopilación de todo esto que he escrito así... tipo Edgar Allan Poe...
ResponderBorrarAunq solo he leido El entierro prematuro y El gato negro, me ha gustado su literatura (ya me recordast seguir leyendolo), pero si, por la misma linea vas... terror, ciencia ficcion, satira, son aspectos que tienen en comun con Allan Poe... eso si, a mi me regalas el libro y me lo autografias!
ResponderBorrarWow pero que podria estar en ma habitación? El. Mismo demonio quizas!
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