Algunos Sueños siempre son demasiado reales, demasiado vívidos...
Hacía un viento terriblemente helado, la brisa marina se juntaba con el aire helado que bajaba de las montañas, haciendo que el viento, como lo presentía, fuera terriblemente helado. El ambiente no era otro que el de estar en mi cabaña y prender la chimenea, sentarme a fumar frente al calor del fuego, acompañado de una botella de brandy. Y así lo hice, pasaban de las nueve de la noche, ya la botella estaba en la mitad. Fuera de la casa un can ladraba, era el único ruido que escuchaba a parte del silbido del viento en los árboles ya sin hojas. Me asomé por la ventana, en la casa del frente aun en un cuarto de los de la segunda planta se veía una luz, la silueta de una persona se divisaba, la cortina de la ventana se movió, estuve viendo aquella silueta por un rato, imaginé luego que esta silueta se había percatado que le observaba; regresé a mi sillón, me serví un poco más de brandy, en un par de horas la botella estaba casi por terminarse y observé el reloj era más de media noche. Sentí que estaba quedándome dormido en el sofá, escuché unos leves golpes en la puerta del frente que me hicieron latir el corazón, más fuerte y más rápido, supuse que fue mi imaginación la que me estaba gastando una broma, pero nuevamente escuché los golpes en la puerta, ahora con más claridad que la vez anterior; me levanté un poco mareado por el efecto del brandy más que por el sueño que ya había comenzado a afectarme, caminé hacia la puerta, y no volví a escuchar que llamaran nuevamente, asomé la vista por la mirilla, pero no había ninguna persona, ni en el pórtico, ni en el sendero que llevaba hacía el, me pregunte si sería sensato abrir la puerta, dado el estado en el que me encontraba, y la hora que era, pero al fin me respondí que no era lo correcto, no podría luchar con nadie -en caso de que fuese necesario el uso de la fuerza-, por lo que dispuse asegurar esa puerta y la puerta trasera, luego de eso me prepare para ir a descansar.
Al día siguiente había una nota pegada -literalmente- en la puerta del frente de la casa, por lo que cualquiera que se acercara lo suficiente podría ver de qué se trataba aquel asunto, revise la casa comenzando por donde guardé algunas cosas que requerían que entregara en aquella nota, un maletín, con efectos personales, y otro más pequeño, con lo que necesitaba -o al menos así lo imagine- para poder escapar, tenía mi pasaporte y todos los documentos para poder viajar a Brujas, Bélgica, y un tercero con poco más de diecisiete y medio millones de libras esterlinas, el vuelo estaba programado para la tarde del siguiente día, exactamente a las 16:45 horas. Por lo que me dije, tengo tiempo para ver a mi sobrino y a mi hermana. Tenía planeada la tarde con mi sobrino, más no podía recogerlo en casa de hermana, -los que me exigían que devolviese aquellas cosas podían saber a quienes asesinar en caso de que yo me negará a devolverles el dinero-, continúe revisando la casa, el baño de arriba, mi cuarto, que estaba hecho un desastre, mis ojos se detuvieron en una fotografía un poco gastada, donde mi madre y mi hermana tenían entre brazos a mi sobrino, al poco rato ya había terminado de revisar el lugar, pero no parecía que alguien hubiese pasado la noche ahí, ni mucho menos que hubieran forzado las puertas para ingresar, me dirigí a la sala, levante el teléfono y llame a mi hermana, luego de los saludos y la charla formal, le pedí que me prestase a su hijo ese día por la tarde. Como le dije al inicio de la conversación el viaje que tendría que tomar era solo de ida y nunca más regresaría, por lo que quería compartir unas horas y darle a mi sobrino una alegría y una manera feliz de recordarme. Le dije que nos encontráramos en el granero -ella sabía de lo que le estaba hablando-, pero debía asegurarse que nadie la siguiese, lo mismo haría yo.
Tal y como lo habíamos acordado, nos encontramos en el granero, había llegado yo casi una hora antes, quería estar seguro de que no podían haberme seguido y de que era seguro encontrarnos ahí. Llego mi hermana. Vi a mi sobrino sentado aún en el carro. Hola, Noemie -le dije-, y me respondió con un abrazo, al mismo tiempo que una lágrima resbalaba en su mejía derecha y me respondía: ¡Hola!, no llores -le dije- luego de cruzar unas palabras, acordamos que tendría que recoger a Dante , a la salida de la feria. Subí a mi carro y mi sobrino se subió, pregunté con un tono más frío que amistoso, ¿quieres ir a la feria? y con una voz tímida y con el movimiento de su cabeza de arriba hacia abajo y con la expresión perdida viendo a su madre me dijo que sí. Noemie, se quedo parada viendo como nos alejábamos, tenía la expresión de recordar viejos tiempos en ese granero, jugando con nuestro otro hermano, Alexander y la que en esos días era su novia -ahora es su esposa y lo último que supe, hace más de dos años, era que estaba casado con ella- Raquel, un pensamiento me llevo a otro, recordé porque tuve que alejarme de el, toda mi vida le resultaba peligrosa, y no quería hacerle ningún daño a el o a su familia, en todo caso razone que fue un pelea la que nos hizo alejarnos. Sin darme cuenta llegamos a la feria.
Supuse que Dante, con sus escasos siente años, lo que más le gustaría serían, los dulces, juguetes, muy posiblemente algunos juegos mecánicos, la tarde se nos terminaba en risas, observaba a los demás niños jugando son sus padres y hermanos, pasamos frente a unos vagones, un gran rotulo luminoso, anunciaba paseos en tren, dentro de la feria, pregunte al encargado donde comprar los boletos y a qué horas tendría que estar presente en la terminal del tren para el paseo. Antes del paseo prometido, Dante parecía feliz, al menos había logrado mi objetivo, dejarle una idea feliz a mi sobrino. Me dijo el encargado, que el último paseo era a las seis de la tarde y que duraba medía hora. Por otras conversaciones que escuché, la feria cerraba hasta la media noche, pero permitían el ingreso de personas hasta las diez de la noche, recorrimos el campo de la feria compramos mas golosinas, Dante se subió a otros juegos mecánicos, parecía disfrutar del paseo, se nos llego la hora del paseo en el tren.
La mayoría de las personas se retiraba temprano, porque sus hijos estarían cansados y además era la hora de la cena, para cuando llegamos a la terminal de partida del tren, habíamos cerca de 10 personas que nos repartiríamos en los 4 vagones que tenía el tren. Esperé a que el resto de personas se subiera al tren y se acomodara en los vagones, subimos y me percaté que el segundo vagón estaba desocupado, nos acomodamos en los asientos de delante en el segundo vagón, al lado izquierdo, deje que mi sobrino se sentara del lado de la ventana, me pidió que lo dejara ir observando desde la ventana. A lo lejos escuchaba los gritos de algunos infantes, supuse que aquellos gritos eran por sustos. Miedos a los movimientos del tren, que tenían aquellos niños, al cabo de unos minutos, el tren comenzó su marcha, pasaron cerca de quince minutos más, podría decir que aun no alcanzamos la mitad del paseo, cuando escuche el sonido hueco de un arma, se abrió la puerta trasera del vagón, y tres hombre se acercaron hacia nosotros, escuche el sonido de una escopeta, cuando la cargaron, volví la vista hacia atrás, y vi a los 3 hombres, le grite a mi sobrino que se sentara, sentía el corazón, salirse de mi pecho, latía con tanta fuerza y tan rápido, que casi pensé que moriría de un infarto, cubrí a mi sobrino con mi cuerpo, y se escucho el sonido sordo del disparo de la escopeta, mis ojos se llenaron del vacío, no pude ni ver mi vida pasar frente a mis ojos. Quedé sentado con un agujero en la cabeza, justo a la par de mi sobrino. Lo más difícil fue para mí no dejarle un grato recuerdo a mi sobrino, y no saber qué fue de el. Todo era un sueño.
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